Enrique coloca mis propios brazos
alrededor de su cuello. Me sujeta fuerte por la cintura y me levanta de la
cama. Aún en el aire, nuestros ojos se penetran, desafiantes, tratando de
meternos en los pensamientos del otro. Sin apoyarme en el suelo, Enrique me
sostiene más firmemente, y más cerca. A penas cabe aire entre nuestros rostros.
Comienza a moverse. Mis brazos tras su cuello se relajan, vencidos. Sonreímos y
él gira sobre sí mismo bailando al ritmo de la trompeta de Louis Armstrong.
-
¿Ves? ¡Estás bailando!- Exclama sonriente. Le respondo
con otra sonrisa.
-
Ahora siempre que escuche esta canción me acordaré de
ti. Será nuestra canción.
-
No te confíes. Cuando vuelvas a oírla, habrás bailado
tantas veces conmigo que todas las canciones que oigas serán nuestras.
Y para cuando me doy cuenta, le
he besado. Sí, lo he hecho. Instintivamente, como si algo o alguien hubiese
apoyado su mano sobre mi nuca y me hubiese hecho recorrer los milímetros que
faltaban para que sus labios y los míos se encontraran. Unos labios tan suaves
y cálidos como nunca antes los había besado. Ambos con los ojos cerrados
capturamos en nuestro interior cada milésima de segundo en el que nuestros
besos se funden con los del otro luchando contra la fugacidad del tiempo. Y es
que a veces, un beso es la mejor respuesta. Los besos se detienen. Nos miramos.
No logro pronunciar una palabra. Sólo apoyo mi cabeza sobre su hombro y cierro de
nuevo los ojos. Y en este momento, oficialmente, siento que ha ocurrido.
Enrique me ha ganado. Ha encontrado esa llave que enterré en el escondite más
secreto y ha abierto mi corazón, encerrándose dentro. A saber cuándo se irá de
ahí. Quizá haya venido para quedarse. Ahora él está en mis pensamientos, en mis
sentimientos y en todo lo que me rodea. Ha llegado en el momento en el que
menos lo esperaba. Dichoso amor, qué caprichoso eres. Porque, ¿esto es amor, no? ¿Pero puedo sentir amor de
esta forma tan rápida? ¿Quién lo sabe? Yo jamás lo he sentido antes. Y por el
momento, nunca antes había sentido esto por nadie. Entonces, ¿es esto el amor?
Vuelvo a mirarle. Sonrío. Sonríe. No hay duda, es amor.
Según la RAE, "amor" es un sentimiento
intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y
busca el encuentro y unión con otro ser. Un sentimiento hacia otra persona que
naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos
completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. En
definitiva, es un sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o
algo. Seamos sinceros, es una mierda de definición.
Qué extraño que un diccionario no sepa explicar
el significado de una palabra, ¿no? quizá quien la defino no lo conoce, pues
solo algunos tienen el privilegio. Yo tengo esa suerte, y yo te diré qué es el
amor. Amor es eso que a veces te relaja tanto que inspiras todo el oxígeno del
mundo en un sólo suspiro, pero también es aquello que a veces te impide
respirar, que es tan intenso que hasta duele. Es aquello que te hace pasar de cero
a cien en milésimas de segundos. Es aquello por lo que daría la vida si fuese
necesario. Es lo que te hace feliz, lo que te llena de vida. Amor es la esencia
de la vida. El amor hace que yo haya dejado de ser yo y él ya no sea él para
haber dado lugar a todos los pensamientos basados en un “NOSOTROS”. Amor es
algo tan complejo que ni yo misma puedo explicarlo, pero sé que es algo que se
siente tan adentro, y que produce una felicidad tan plena, que no quiero que
desaparezca jamás. Amor es cuando el mejor momento del día es cuando puedo
verle, es apostar por una vida juntos. Amor podríamos ser nosotros. Y amor es
por encima de todas las cosas, tener el convencimiento de que es un sentimiento
tan puro y tan intenso, y que cala tan hondo en ti, que igual que te da la vida
puede arrebatártela; que de la misma forma que te lleva al cielo flotando entre
nubes de ilusiones, te puede hacer empañar la almohada con la máscara de
pestañas que cae mezclada entre tus lágrimas. Amor es querer amar a pesar de
esos peligros. Amor es saber que por la situación y mis circunstancias, sufrirá,
y sufriré. Sufriremos. Pero el amor es tan mágico, que me hace apostar incluso
por el dolor.
Y rompiendo el momento de romanticismo, las manos
de Enrique se van espontáneamente de viaje a mi culo.
-
¿Qué haces?- Le pregunto sorprendida, sin llegar a
expresar claramente enfado o diversión.
-
¡Tranquila! Es que así te sujeto mejor. Te pesa el culo
¿sabes?- Enrique ríe a carcajadas.
-
¡Idiota! ¡Suéltame!.- Le digo bromeando.
-
Anda, si era por romper el hielo.- Dice mientras me
apoya suavemente en el suelo.- Es que la situación se estaba poniendo demasiado
romántica y no…- Continúa riendo.
De tu fan numero 1,animo y sigue asI.Me encanta!! quiero mas...
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